( Miquel Ramis)
Las bóvedas de marès y las bóvedas
encamonadas se dejaron de hacer en los años
50, debido a una triple conjunción:
1) Aparición de un sistema de
vigas de cemento y bovedillas de hormigón,
con una terminación de enyesado.
2) Surgimiento de una oferta industrial de placas
prefabricadas que permitian la construcción
de cielos rasos, tras lo que se ocultaban los
cableados.
3) Disminución progresiva de la altura
de los techos, que pasan de los 4 metros de
altura del siglo XIX a 3, luego 2,6 metros hasta
los 2,30 metros habituales en la actualidad.
El resultado es la desaparición de la
bóveda como solución constructiva,
y por tanto también de la llamada "falsa
bóveda" o bóveda encamonada, que
proporcionaba techos de marcada estética
y majestuosidad a un precio perfectamente competitivo.
En Artifexbalear hemos recogido el testigo de
aquellos antiguos constructores y hemos realizado
una bóveda encamonada para evaluar y
comprobar nuestra impresión de que:
1) es un sistema constructivo perfectamente
competitivo en la actualidad, en términos
de mercado.
2) incluso un mayor precio respecto a los techos
convencionales planos se vería ampliamente
compensada por su mayor calidad estética
y aumento del valor patrimonial de la propiedad.
3) prueba, una vez más, de que los sistemas
constructivos tradicionales, con materiales
locales y a menudo de bajo coste, mantienen
intacta su potencial de ofrecer espacios armoniosos,
elegantes y con una calidez no siempre presente
en la arquitectura contemporánea.
Se empieza por replantear el espacio,
en este caso, el vestíbulo, con
un techo alto de 4,5 metros de altura,
cuya altura debemos conservar en lo
posible, puesto que hay que dejar altura
suficiente para poder trabajar piezas
y esculturas de piedra de tamaño
considerable, y también su transporte
dentro y fuera del edificio con toros
mecánicos.
Por tanto, el primer requisito fué
reducir al máximo la altura de
la flecha de los arcos, que quedó
fijada en solamente 50 cm: la nueva
altura libre quedaría por tanto
en 4 metros.
Luciano marca la línea
de impostas con ayuda de un nivel laser,
que puede ser sustituído con
el humilde pero igualmente eficaz nivel
de manguera.
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Una vez instalados los encañizados,
el resultado es de lo más sorprendente:
un espacio cálido, rústico,
agradable que genera un debate entre
los alumnos: muchos sugieren dejarlo
como está, lo cual es una muestra
del éxito del diseño,
pero hay que descartar la idea debido
a que los huecos dejados tras el cañizo
serían rápidamente colonizados
por insectos y arañas.
Por otra parte, las cañas no
se han cortado en luna, por lo que existe
el riesgo de ataque de insectos xilófagos.
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Con cierto pesar, iniciamos la siguiente
fase: cubrición y rigidización
de la estructura de cañas con
una capa de yeso.
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Foto de las mismas dos bóvedas
de arista de la imágen anterior,
pero desde otro ángulo. Tras el
arco de separación, las otras dós
bóvedas de arista de la naya y
la escalera, todavía con la estructura
de caña vista. |
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Vista de la naya de la escalera,ya cubierta
con yeso. |

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Una vez cubieras todas las superfícies,
se aplica la segunda capa, que quedará
ya vista.
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Terminando el intradós de la naya. |
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Vista del arco de separación
entre los espacios en que hemos dividido
el vestíbulo. |
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Rascado de las paredes que todavía
presentan un buen estado: tras un par
de capas de pintura plástica,
el enyesado original está en
perfecto estado. |
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Vista de la naya acabada. La solución
técnica escogida ( apoyo central
bajo la barandilla en pinjante) nos
dice claramente que no se trata de una
bóveda convencional de marés
encalada, pues de ser así, precisaría
de una columna que transmitiera los
empujes hasta el suelo.
La decisión de dejar un pinjante
deja claro que se trata de una bóveda
encamonada y, ya que no se trata de
un diseño tradicional, que se
trata de una reinterpretación
contemporánea.
El rampante sombreado bajo la barandilla
pretende evocar a los balcones con intradós
moldurado que se colocan sobre el arco
de medio punto ( portal forà)
de acceso a las casonas. |
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Vista desde el ángulo opuesto,
en el que se vé perfectamente
el arco de separación. El espacio
sigue siendo diáfano y la pérdida
de luz natural es muy reducida. Objetivo
cumplido. |
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Detalle de las dos bóvedas de
arista tras el arco de separación.
En las paredes, hemos abierto unas
regatas para canalizar los cables eléctricos
de las lámparas que permitirán
iluminar correctamente las bóvedas
con luz indirecta, de abajo-arriba. |
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Una consideración más: si tenemos
en cuenta que a la hora de incluír bóvedas
en una vivienda, lo más habitual sea
de que se haga en uno o dos espacios a lo sumo,
por lo que, promediado el precio de los techos,
el factor precio queda totalmente minimizado.
En la actualidad, de cada 10 euros invertidos
en una vivienda oficial , únicamente
3 quedan en el edificio, siendo los 7 restantes
licencias, sueldos y comisiones de los distintos
grupos de personas que intervienen en una construcción
( albañiles, promotores, arquitectos,
constructores, administrativos, funcionarios...)
Pero las bóvedas encamonadas, si se
planifican y construyen con el debido cuidado,
pueden ofrecer un elevado nivel de acabados,
como estas bóvedas de Artifexbalear,
que transforman un espacio degradado en una
espectacular sucesión de bóvedas
de arista enyesadas. Construídas con
madera reciclada y cañizo, una vez terminadas
resultan indistinguibles de una bóveda
de arista convencional y ofrecen una interesante
combinación de recuperación de
técnica antígua con construcción
bioclimática:
- El espacio entre techo y cañizo es
una cámara de aire, que opcionalmente
puede ser rellenada con porexpan reciclado procedente
de embalaje de electrodomésticos y/o
aislantes acústicos como cajas de huevos.
- Las cañas, si son enteras, constan
de compartimentos estáncos huecos, es
decir, con pequeñas cámaras de
aire que también aislan.
- Toda la estructura de soporte se ejecuta
con madera reciclada: aprovechamos un material
que probablemente acabaría quemándose
y se abarata el coste puesto que los propietarios
pueden participar en los procesos de recolección
e instalación.
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